Sunday, January 27, 2008

YO, FRANCO: "Los actores son un asco",


es el título que tiene entre manos, Hecht, el guionista de Hawks. Se trata de una tontería, una serie de escenas unidas con cola, extraídas de guiones que nunca se filmaron y que Hecht pretende imprimir como novela. Todos saben que Hecht es un mago, o así hemos decidido que deberá ser recordado. Pero me ha gustado el nombre del bodrio, “Los actores son un asco”, algo con lo que estoy completamente de acuerdo. Los actores son un asco: en una ocasión Carole Lombard vino a la sala de montaje a revisar sus tomas y me dijo, “¡Hitch, mira que eres tonto! ¿No te das cuenta de que quiero ver cómo se me ven las tetas en la pantalla? Es la primera vez que uso sostén”, ¡y yo había pensado que se interesaba por el trabajo! O Henry Fonda, la misma cara repetida hasta el infinito en mil películas; y Connery, Newman —el pobre quería que le dijera qué debía pensar en una escena, a lo que respondí, “nada”, y se quedó tan absorto—, Stewart, Grant, todos dirigidos por mí. En el futuro recordarán que en un arrebato de ira y lucidez dije algo como “los actores son ganado” o su equivalente en cockney inglés. ¿Y qué? Los actores son ganado, los actores son ganado, puedo repetirlo mil veces, no más que una cara, ni una voz. ¡Quién se creen para dar órdenes! Yo les ordenaré, no los ensalzaré. Y las mujeres: ¡tan pagadas de sí mismas con sus plumajes de pavo real! No hay una sola en Hollywood que valga la pena.

Tal vez sí. Tippi Hedren valía la pena. Era la única capaz de comprender que el rodaje es una composición ideada en la mente del director y que los actores son soportes de ese, mi gran plan maestro; monigotes en quienes descansa el contenido moral de un film, moldes que albergan un vaciado cocido por el director. Por ahí los encontrarán reunidos en su sindicato, respondiendo preguntas acerca de algo que desconocen. Un rebelde como Brando dirá que extrae sus actitudes de un pozo profundo alojado en su interior, de su memoria. ¡Tonterías!: el actor no es más que un muñeco de ventrílocuo de alguien como yo. Eso intenté con Tippi y me lo pagó casándose con su agente.

Allá todos los actores. Cuando dije “a mejor villano, mejor película”, no pensaba en ellos, pensaba en mis cortes de plano, en mis secuencias, en mi puesta en escena. Mi febril y organizada mente sabe que el mejor sentimiento que un actor encarna es el miedo porque está acostumbrado a él. Ahora los sé con miedo, ahora, mientras sudan copiosamente bajo las luces desperdigadas en el estudio.

Me encamino al rodaje de mi danza. Se denominará La soga. Johnny Dall, Jimmy Stewart, Farley Granger, etcétera. Vacuno de primera. ¡Acción!

No comments: