Wednesday, September 24, 2008

YO, FRANCO. Rod

Venga a cargarlo.

Las botas golpean en los escalones, uno por uno, un fabuloso estruendo.

Rod ha bebido nueve o diez gin tonics en la barra, solo, sin amigos ni mujerzuelas.

Sexto, el cantinero, sirvió el último y pensaba: éste no aguanta uno más.

Aunque también: diablos, qué mal vestido está.

Rod calza botas negras con punta de triángulo, pantalón amarillo de franela y camisa con cuello de pico de pavo picada de flores, el fondo verde como una esmeralda. Seda.

Mal gusto el de este Rod.

Douglas me ha contado que vivió en New Orleáns. Debe ser esa la razón.

(Ahora Douglas también vive en los States. En el desierto, creo).

Sexto sale detrás de la barra. Venga a cargarlo, le digo.

Le advertí que no bebiera ese tonic, pero se puso necio como burro en chaparrón. Como siempre, hablaba, hablaba y hablaba.

Cierre el pico y tómelo del otro brazo, hay que bajarlo.

Tac-tac-tac-tac-tac.

¡Mire cuántos libros! Debe ser por eso que habla tanto: repite lo leído en estos ladrillos.

Cállese y déjelo en paz.

Se le ha fundido el coco a este Rod.

¿Apagó la luz? Ve que es tonto, por estar hablando de los libros: regrese y apague la luz.

¿Qué trae en la mano? ¿No le dije que se estuviera quieto?

Una foto. Bonita la vieja, ¿no? Con todo y suéter de loca.

Suena el vapor sobre la ría. Deje de oírme el corazón y regrese al bar. ¡Ni sílaba de la foto!

La cuatrojos boca abajo, abierta las patas.

Rod. –

1 comment:

Douglas said...

bueno y qué libros tendrá Rod en su estante.

déjame ver: tiene las memorias de Nabokov, un par de novelas de Hammet, El Cartero siempre llama dos veces, ¡fragmentos de Diógenes de Sinope!, El extranjero, algo de Hamsun, las obras completas de Tenessee Williams...

Espero que ese tal Douglas se haya llevado aunque sea uno de éstos al desierto...

Slaud,