Como usted, yo nací en algún lugar, unas sábanas, una acera, un hospital; entre lindes y guerra. Canté, como usted, tonadas de amor por el polvo, canciones de ayeres y gloria. Dibujé banderitas, manché escudos, desafiné himnos y me apropié de un lote y su maleza podrida.
Apostado en la vereda una tarde miraba el andar de los citadinos impávidos, transeúntes mudos, mujeres estériles y varones hediondos. Por la esquina escuché a un orate gritar que vencimos en la guerra mientras el de junto festejaba la patria culta y enana y uno más vociferaba que nuestro juego era el mejor. Entonces me dije: “vas a quedarte solo en esta tierra de delirios. Toma tus cosas y márchate”. Pero por una razón inexplicable me quedé, diez años, cien, a ver si los vecinos se disponían a luchar y morir, a ver si las mujeres encontraban un espejo que les dijese que el lunar en el cachete de Brigitte Bardot vale por todos sus lunares, pezones y labios, a ver si los maestros arrojaban a la apestosa basura a los héroes niños, los mejores himnos y las primeras piedras de los mayores edificios. Fatigado, me detuve a ver si pasaba el cadáver de la mentira pero olí los dedos de mis pies que se pudrían.
Hoy el año fenece y sus cenizas manchan la vereda de mi terreno baldío. Mis vecinos no pronuncian su número, no dicen “el 1600” o “el 1400”, hablan dulcemente de apelativos, a cual más ridículo, sandio y procaz: la cara de dios, el edén de las maravillas, el arrabal del cielo, el balcón de los montes, el foco de América, la novia del cielo. ¡La novia del cielo!: maricona novia ésta que vence a todas por ser la descubridora de un río, del agua, la lluvia y la bruma nocturna.
Este año ya no tiene un nombre, no tiene número. Este año pasa la factura. Voy a mancharme con sangre aunque mis piernas destilen gangrena. No habrá cánticos, histerias ni mistelas. Este año dejaré de mentirme con sus mentiras. Este año diré, este año gritaré, este año mancharé. Este año todavía vivo golpearé a su dios, me cagaré en su edén, incendiaré el arrabal, asaltaré el balcón y violaré a su novia hija de puta. Quizá así aprendan, aprendan que yo nací en un lugar, pero la tierra no germinará si ustedes no dejan de mentir, no dejan de delirar, no cesan de jugar, si no paran de hablar. Este año voy a hundirles.
Ni gloria ni pasado ni polvo: lodo apenas.
Yo, fusilo.
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